martes, 24 de noviembre de 2009

Tradicion y Ecologia



Mérida:
Mérida, la Blanca es la bella capital del estado de Yucatán. Fundada en 1542, exhibe en su trazo la exquisita unión de elementos indígenas y europeos. Durante la época de la colonia, la ciudad capital se convirtió en la más importante del área y hoy es posible deleitar la vista con vivos monumentos arquitectónicos como la Casa de Montejo, El Palacio de Gobierno y el edifico sede de la Universidad Autónoma de Yucatán. En la principal avenida de Mérida, el arbolado Paseo de Montejo, hay muchas cosas que hacer: visitar el majestuoso Palacio Cantón, el Monumento a la Patria, hemiciclo de piedra tallada o, ¿por qué no?, sentarse apaciblemente a la sombra de un frondoso laurel.
Museos , teatros, artesanías, centros nocturnos, parques y una deliciosa tradición culinaria. Mérida es una ciudad que le gusta a todos.

Sisal:
Sólo 53 kilómetros separan a este legendario puerto de la capital del Estado. Sisal, ubicado al poniente de Yucatán, fue durante el siglo pasado y albores del presente la principal puerta hacia el mundo para la entrada y salida de una gran variedad de productos, como el famoso henequén yucateco. Dignas de visitar son las fortificaciones que sus antiguos moradores edificaron para protegerse de las incursiones de los temibles piratas. Pero la calurosa sonrisa de Sisal son sus playas, sus tranquilos mares y, por supuesto, sus exóticos escenarios naturales. Es aquí donde cada año arriban bellas aves migratorias, como el pato canadiense.

El Palmar:
Este es el nombre de una de las más importantes reservas ecológicas de Yucatán. Esta área protegida alberga una fascinante flora y fauna y es un destino ideal para la práctica del ecoturismo. Otro atractivo más del Palmar es su enorme faro, considerado el de mayor altura en el Estado.


Celestún:
A sólo 90 kilómetros de la ciudad de Mérida, el Parque Nacional de Celestún es uno de los puertos de mayor afluencia turística. Muchos son los atractivos de este mágico refugio de la fauna silvestre, pero quizá el más grande de ellos es el espectáculo de observar, en su su hábitat natural, al soberbio flamenco rosado.
Le invitamos a saborear mil y un platillos preparados aquí con las delicias del mar, así como a visitar hermosas playas, manglares, selvas y el bosque petrificado de Tampetén.

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